A veces las historias surgen cuando menos las esperas. Cuando vas despistada disfrutando del sol que entra por la ventana del tren, y de golpe te acuerdas que tenías muchas ganas de releer el prólogo del libro que lleva casi toda la semana dentro del bolso.
Me leí Toda España era una cárcel cuando se editó, hace más de diez años. Ya me interesaban todos los temas relacionados con la memoria histórica, y tengo que reconocer que me fascinó esta investigación periodística de Rodolfo Serrano y Daniel Serrano. Yo ya estaba estudiando en la universidad, ya me gustaba hacer entrevistas.

No tengo aquel ejemplar, aquella primera edición. Se lo dejé a una amiga de entonces y nunca más volvió a mis manos. Entendí en aquel momento esa frase hecha que dice que no dejes aquellos libros cuya ausencia no seas capaz de soportar. Pero nunca pensé que me iba a alegrar tanto haber perdido de vista aquel libro y volverlo a reencontrar ahora, más de diez años después, en una edición nueva, sencilla y delicada. Fue la excusa perfecta para volverlo a comprar.

El pasado viernes yo estaba sentada en el tren, releyendo el prólogo escrito por Alberto Garzón, cuando a mi lado se sentó un matrimonio mayor. Él ya estaba jubilado, seguramente habría pasado ya los 70. Ella era más joven y todavía trabajaba.
Él se fijó en la portada y me preguntó si era una novela. Le expliqué que no, aunque había historias que podrían ser un buen guion de cine. Le conté que en el libro se recogían muchísimos testimonios de personas que durante la dictadura estuvieron encerradas en las cárceles españolas. “Como mi padre”, me dijo. “Salió hacia Francia por los Pririneos cuando acabó la guerra. Volvió en 1946 y estuvo de una cárcel a otra, hasta que lo fusilaron por defender la República”.
Y entonces me empezó a contar lo duro que había sido todo ese tiempo, la hambruna, las enfermedades, las renuncias, las pérdidas… “No vas a dejar leer a la chica”, dijo su mujer. Él, rapidísimamente se disculpó, como quien había cometido un delito. “No se preocupe, ya me lo he leído, sólo lo estaba repasando”, les dije.
Me miraron sin entender nada, así que les conté que justo media hora antes, había podido entrevistar a uno de sus autores, Rodolfo Serrano, para Reenfoca2, entrevista que se emitirá esta noche a partir de las 22h.
Compartimos un trayecto en el que noté lo orgullosos que estaban de su nieta, también periodista y recién licenciada, y lo que respetaban esta profesión, resaltando lo importante que era no perder la memoria y la suerte de que aún quedara gente dispuesta a rescatar todas esas vivencias.



Me bajé del tren entusiasmada, feliz. La cabeza me iba a mil. Desde el primer momento supe que quería escribir aquí lo que me acababa de pasar, y que quería acompañarlo con algunas fotografías que fueran especiales. Así que no lo dudé demasiado y el domingo nos acercamos a la Cárcel Modelo de Barcelona, en pleno barrio de Sants, que lleva en pie más de un siglo y que este año será cerrada.
Por allí estuvimos paseando, haciendo fotos, observando los muros, y pensando en todas las historias que contenían y que nadie había contado aún.

Si quieres escuchar la entrevista, no dudes en entrar esta noche a las 22h en Ràdio Barberà.
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