El invierno es la estación del año que menos me gusta, pero reconozco que también tiene sus cosas buenas. El sol de invierno hace que podamos disfrutar de largos paseos por la playa, aunque sea enero o febrero… O hacer fotos y perdernos en paisajes infinitos.
Si hay algo que me alucina de esta época del año es cuando los primeros árboles comienzan a florecer. Me encanta pasear y ver esas frágiles y diminutas flores luchar contra el viento y el frío. Me ponen de buen humor, supongo que, porque inconscientemente, me demuestra que queda poco para que vuelva a ser primavera y los días sean más largos.
Desde hace unos días, llevo la cámara dentro el bolso. Antes era más sencillo, porque la cámara ocupaba menos espacio. Pero desde que tengo el 35mm, me he vuelto a reconciliar con intentar llevar siempre la cámara encima, y cada vez me da menos vergüenza sacarla y pararme en medio de la calle a tomar alguna fotografía.
Me encanta hacer fotos en la calle, y de calle. De hecho, busco mis ratitos para escaparme a Barcelona y confundirme entre los turistas, a la caza de imágenes diferentes. Es decir, cuando salgo a hacer fotos, ya lo tengo planificado como actividad. Por eso, lo que me cuesta más es sacar la cámara del bolso sin tenerlo planificado, de forma menos racional y preparada.
De esos ratos imprevistos de un lugar a otro sale esta serie fotográfica en la que me he dejado llevar capturando la vida y el nacimiento de todas estas flores de invierno, efímeras, que aún aguantan en las ramas de los árboles a pesar del frío. Aquí van.
Y tú, ¿sueles llevar la cámara encima? ¿También te gustan estas pequeñas flores de invierno? ¿Qué árboles florecen en esta época del año?
PD: Tras el comentario de Bárbara, he recordado aquella vez que estuvimos en Japón… Sin salir de Pamplona. ¿Te apetece volverlo a leer?
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